domingo, 4 de noviembre de 2018

Mi relación con las "vacaciones" entre días de clases

¿No os ocurre eso de que quieres tenerlo todo bajo control y en realidad no tienes nada controlado? Esa es la historia de mi vida.

El momento en el que te das cuenta de que este fenómeno te afecta, suele coincidir con el final de un largo puente (es decir, esos días de vacaciones que se encuentran entre los días laborables).
Empecemos la historia por el principio:

La tarde anterior al inicio del puente, planificas todos los días del mismo, incluso te atreves a planificar las horas de cada uno de ellos, con esa fe ciega en ti mismo/a, muy a lo Mr. Wonderful; así, pensando entre flores y caritas sonrientes, en tu cabeza se ilumina con fosforitos de color pastel la siguiente frase: "todo va a salir bien".
El primer día de puente, sobre las 9 de la noche, te percatas de que no has cumplido ninguna de las actividades que tú, tan esperanzadamente, programaste.
Sin embargo, continúas motivado, pues aun quedan 3 días de "vacaciones".

Llega el segundo día, y las quedadas con tus amigos, así como la nueva serie de Netflix (entre tú y yo, sabemos que esa serie es Élite) absorben todo tu tiempo. Casualmente, eso provoca que no hagas nada nuevamente.
Bueno, ¡no pasa nada!-anuncias felizmente.

El tercer día, el peluche que vive contigo en tu cama, te ata más de la cuenta y te levantas sobre las 1 y media, hora perfecta para desayunar un sábado (eh, tú, el lector o la lectora, no mires con esa cara de extrañeza, que tú también lo has hecho alguna vez).
¡Esta tarde me pongo a tope! (Y es que sigues muy Mr. Wonderful).

Entre una cosa y otra, llega el último día del puente.
Empiezas con ganas (esta vez de verdad, pues no te quedan más días para acabar el trabajo que tienes que entregar al día siguiente). Pero ocurren una serie de catastróficas desdichas: tu ordenador se actualiza (tragedia de todo estudiante universitario), has perdido los únicos apuntes decentes que habías tomado en clase y tus galletas favoritas se han acabado. ¡Vaya con los problemas del primer mundo! Vaya con esos problemas que te llevan a una tristeza inmensa cuyo principal efecto colateral es la pereza.
Todo se te plantea ante ti como una montaña alta, altísima.

Finalmente, y tristemente también, llegan las 9 de la noche de ese domingo metafóricamente nuboso,... y no has hecho NADA.
Así, muy a lo Mr. Puterful, afirmas: "es un día fantástico para mandarlo todo a la mierda".

Nota de la autora: esta entrada se parece más bien poco a las de prosa poética que suelo publicar; sin embargo, he sentido la necesidad de apoyar a aquellos/as que como yo se han sentido así alguna vez.