lunes, 13 de agosto de 2018

El discurso que nunca llegué a dar

¡Hola a todos! 
Hacía ya tiempo que no decidía ponerme a escribir en el blog, y es que, la inspiración escasea en estos días de calor. Debido a que aún no me he atrevido a comentar algunos de los sucesos más polémicos de nuestra actualidad  como podría ser la entrada de inmigrantes en Europa, el feminismo o la Independencia de Cataluña, he pensado en escribir el discurso de mi graduación, el cual no pude llegar a leer en el acto del 1 de junio.
El discurso fue un tema que causó bastante revuelo entre los alumnos por la injusta manera en la que algunos consideramos que se eligió a los lectores del mismo.
Sin embargo, el tiempo y los rencores han pasado y el discurso de aquel día fue un éxito.
Así, tras esta breve presentación, me dispongo a reescribir las palabras que con tanta ilusión comenzaron a aparecer en mi cabeza días antes de ponerme mi vestido rojo. Además, os animo a que DEFENDÁIS SIEMPRE AQUELLO EN LO QUE CREÉIS (con palabras firmes y sinceras) Y QUE LUCHÉIS POR CAMBIAR LOS ESTANDÁRES SOBRE LOS QUE A VECES SE ASIENTAN LAS INJUSTICIAS.


-"Durante estos años en San José, nos han enseñado cómo hacer un comentario de texto y cómo bordar el pregón de las fiestas patronales cambiando la letra de una canción de reggaetón; sin embargo, creo que nunca nos han dicho cómo empezar un discurso cuando tu cara se tiñe del color de tu vestido y te tiemblan las manos.
Me imagino que debería empezar diciendo hola, añadiría con la voz temblorosa.
En un tutorial que vi en YouTube, decían que ahora vendría agradecer a los profesores todo su esfuerzo y a los compañeros sus ánimos y sus idas de olla, de manera que sea gracioso.
Uf... me empezaron a entrar sudores.

En San José nos han enseñado a ser competentes y nos han permitido ser creativos. Continua aún el libro para expresarse en el que escribíamos sígueme y nuestra cuenta de Tuenti... tiempos oscuros.
Las convivencias, en las que después de hacer una larga caminata por el campo y reflexionar sobre el lema de ese año de los Jesuitas, nos sentábamos en un banco y comíamos doritos.
Tampoco olvidaré los días de cumpleaños en los que, en cada clase, el profesor oía al menos 5 veces la cancioncita, así como los aplausos, aunque es comprensible, que después de una hora y media estudiando la Meseta, el recreo nos emocionara tanto que no pudiéramos parar de aplaudir.
Inolvidables también las salidas al pasillo para quejarnos de los ejercicios que Berlanga había puesto en el examen de bloque o de todos los estándares de historia de España que parecían no tener fin.
Por no hablar de los exámenes de lectura o los comentarios de Platón; no sé si alguno de los presentes ha entendido ya la diferencia entre el Mundo de las Ideas y el Mundo sensible.

Hemos madurado. Las escaleras de este edificio nos han visto correr cargados de apuntes, y bueno,... también pasear cuando solo queríamos perder el tiempo.
Han sido muchas las tardes de estudio intensivo, y hemos llegado a la meta.
En este camino, me enorgullezco de haber conocido a personas que aprendieron los 7 padres de la Constitución con una canción, y a las que se pasaron la tarde del 13 de febrero de todos los años, preparando las flores de gominola que todos nos auto-regalábamos el día posterior.
Me alegro de haber vivido el viaje de fin de curso con vosotros, y de haber derramado alguna que otra lágrima al descubrir la escultura que tanto nos costó estudiar en clase de Historia del Arte.

A partir de ahora, empezaremos a construir el Panteón; las bases solidas ya las tenemos. Ahora se nos presentan mil posibles materiales para usar y los últimos exámenes por superar. Muchísimos años en los que seguir caminando, siguiendo el ejemplo de los que nos han querido y nos quieren.
Manteniendo los recuerdos y siendo humanos, que siempre afirmen sobre todo, gracias."💗